EL MOLINAR (ALCOY): PAISAJE Y PATRIMONIO INDUSTRIAL
FRANCISCO GISBERT
Fuente: Documentación particular.
Fuente: Instituto Geográfico Nacional
Fuente: Colección particular
Fuente: Documentación particular.
Propiedad, equipamiento y destinos del edificio
Uno de los primeros propietarios del que se tiene noticias fue Salvador Pérez Llacer, comerciante de Alicante, que heredó esta propiedad de sus padres, Nicolás y Camila, fallecidos en 1853. El edificio en la inscripción 1, aparece descrito como “1/2 de un edificio hidráulico con todos los movimientos y derecho a 2/3 de todas las aguas”. Sus lindes eran: por la derecha un edificio propiedad de Francisco Cantó Payá, y por el resto caminos y tierras.
Un segundo propietario fue Rafael Santonja Pérez, ingeniero industrial, el cual heredó su parte de su madre Pilar Pérez Llacer.
Años más tarde, 1880, el edificio se describe del siguiente modo: “edificio hidráulico,.... comprensivo.... de cuatrocientos veintiocho metros cuadrados y 48 decímetros cuadrados,... en un salto de catorce palmos valencianos equivalente a tres metros y ciento sesenta y cuatro milímetros”.
Ambos propietarios, Rafael y Salvador no pagaron una hipoteca que habían suscrito con Antonio Vicens (intereses al 5-6%) y, tras ser subastada, fue otorgada en 1880 a Josefa Grans Jordá, vecina de Sevilla, la cual lo arrendó a Viuda de Antonio Lloréns y Cía.
Los lindes en esta época eran los siguientes: por la izquierda con los hermanos Francisco, José y Miguel Gisbert López, y por la derecha con los herederos de Francisco Cantó Paya. En 1890 Josefa Grans Jordá vende su edificio a sus convecinos, Francisco Gisbert y José, fabricantes y Miguel, presbítero.
Uno de sus propietarios, Francisco Gisbert, hipotecó su parte del edificio al Estado, porque su hija Antonia Gisbert Vitoria quiso casarse con el teniente Miguel Moltó Miró. El Estado no dejaba casarse a los militares que tuvieran rentas inferiores a las de un capitán, es decir 3000 ptas; por ello, su futuro suegro tuvo que garantizar una renta añadida al salario de teniente de 375 ptas anuales, más la hipoteca. En 1911 el yerno llegó a ser capitán.
En el año 1911 Francisco Gisbert López tenía instalada una caldera de vapor de 9,25 metros cuadrados de superficie de caldeo, por la que pagaba una cuota anual de 12,50 pesetas.
En 1912 la fábrica estaba situada en el Molinar 21, y en ella se instaló un aparato electromotor de 20 HP. En 1914 sustituyó el motor de 20 HP por otro de 30 HP.
En 1915 está registrada una solicitud de Francisco Gisbert López, de dar de baja su caldera de vapor, (en esta fecha de 11 metros cuadrados), y sustituirla por un motor eléctrico, en su fábrica de paños situada en la Partida Molinar.
En 1920 fallecía Miguel Gisbert, sin descendientes, pasando la herencia a sus dos hermanos. En 1924 fallece José y su herencia pasa a Francisco, pero con una condición: darle 1,5 ptas. a su sirvienta, Emilia Murillo.
En 1927 fallece Francisco Gisbert, el cual dejó la herencia a sus 7 hijos: Antonia, Francisco, María, Rosa, Miguel, Dolores y José Angel Gisbert Vitoria.
Durante la última guerra civil la fábrica de Francisco Gisbert López fue colectivizada asignándole el número 26. Esta empresa se dedicaba a la fabricación de tejidos de lana para la elaboración de papel. En el inventario que se realizó en 1936 se incluyó un informe previo en el que se concreta que la razón social Francisco Gisbert López tenía como apoderados a Miguel Gisbert Vitoria y a Francisco, estando este último de viaje en el extranjero. También se incluye la relación de todos sus trabajadores. El informe está firmado por Víctor Valls, Silvestre Doménech como delegados del sindicato y Miguel Gisbert.
En el inventario de 1939 realizado después de la Guerra, firmado por Francisco Gisbert Vitoria, el 16 de septiembre en las observaciones se recoge “Se hace constar que falta un telar de 3’85 m que caprichosamente fue destrozado por los rojos, dos mesas, un sillón una banqueta y un flexo. Faltan también dos poleas de hierro de 1’10 m de diámetro.”